Piden reforzar vigilancia en Xul-Ha ante prácticas turísticas que amenazan la Laguna de Bacalar

por El Sureste

Bacalar. La actividad turística en el sur de la Laguna de Bacalar, particularmente en la zona de Xul-Ha, enfrenta señalamientos por presuntas prácticas que ponen en riesgo el equilibrio ambiental del ecosistema. Ante esta situación, el empresario hotelero y coordinador del Comité Bacalar Pueblo Mágico, Nicanor Piña Ugalde, solicitó a la Capitanía de Puerto incrementar la vigilancia y el control en esta área.

De acuerdo con el representante empresarial, se han detectado recorridos turísticos que operan sin lineamientos claros, permitiendo conductas inadecuadas por parte de algunos visitantes, como el uso del agua y áreas de manglar para realizar necesidades fisiológicas, lo que representa un riesgo directo para la conservación de la laguna.

Las alertas surgieron luego de que ambientalistas y prestadores de servicios difundieran en redes sociales posibles afectaciones a manglares y estromatolitos, estructuras naturales altamente sensibles que caracterizan a la Laguna de los Siete Colores. Las denuncias apuntan a embarcaciones que ingresan a zonas ecológicamente restringidas sin supervisión suficiente.

Piña Ugalde señaló que, pese a la alta concentración de actividades recreativas en el sur de la laguna, la presencia de autoridades resulta limitada, situación que agrava la presión sobre un entorno que requiere medidas de protección estrictas y un manejo responsable.

Asimismo, advirtió que la falta de información ambiental para los turistas y la duración prolongada de algunos recorridos, que se extienden por varias horas e incluyen consumo de alimentos y bebidas a bordo, incrementan la posibilidad de contaminación y disposición indebida de desechos.

Por su parte, operadores turísticos que aseguran cumplir con criterios de sustentabilidad manifestaron que mantienen prohibiciones para ingresar a zonas de manglar o anclar sobre estromatolitos; sin embargo, reconocieron que estas normas no siempre son respetadas por los visitantes, por lo que coincidieron en la necesidad de mayor presencia y autoridad en el sitio, especialmente ante la cercanía de la temporada vacacional.

En este contexto, el ambientalista Enrique Lezama Espinoza cuestionó los costos de los recorridos, que pueden alcanzar hasta mil 200 pesos por persona, sin que exista una regulación efectiva que garantice la reducción del impacto ambiental. De acuerdo con la promoción difundida en redes sociales, estos paseos incluyen alimentos, bebidas y actividades recreativas con duraciones de hasta cinco horas, lo que incrementa la presión sobre el frágil ecosistema de la laguna.

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