CDMX.- Por décadas, México ha vivido obsesionado con el quinto partido. El concepto supone casi una utopía cuando de selecciones mayores se refiere, pero no en las juveniles, categorías en las que regularmente el Tricolor destaca en las fases finales. La Selección Femenil Sub 17 acuñó ese éxito y, tras imponerse 1-0 a Paraguay en el Mundial de Marruecos firmó su pase a los cuartos de final, donde enfrentará a Italia.
Fue un partido emocionante el que ofrecieron las mexicanas, porque lejos del poderío físico con el que Paraguay buscó imponer condiciones, las mexicanas pusieron el futbol.
El dinamismo del juego de las de Gamero les permitió dominar las acciones y acercar el balón al terreno enemigo. En el futbol, la cercanía con el marco rival supone una mayor oportunidad de hacer daño y apenas el minuto 17 México puso el primero.
México tomó confianza después del gol
El gol llegó en una jugada a balón parado, después de varios minutos de asedio tricolor. Un centro a segundo palo encontró la cabeza de Bere Ibarra, quien mandó el balón al fondo de las redes para poner el primero.
En ese momento no se sabía que ese gol sería el único que se marcaría en el partido, y que la ventaja mínima supondría un cierre dramático en el que México debería saber sufrir. Por lo tanto, las tricolores quisieron evitar esa especulación y se fueron en busca de un segundo tanto.
Este estuvo cerca de llegar en varias ocasiones, sobre todo en la figura de Stack. La número nueve tuvo un mano a mano importante, sin embargo, cruzó demasiado su disparo Al filo del descanso, un gran desborde de Solís dejó a Stack en posición de disparo dentro del área, pero la delantero no pudo rematar de manera sólida y la oportunidad se perdió.
Ya en el segundo tiempo, Paraguay adelantó líneas y el natural movimiento le metió tensión al encuentro. México, sin embargo, se replegó bien en el fondo y en realidad logró contener el peligro que caía sobre su marco.
Todo pudo cambiar en la recta final del partido, cuando Martínez encaró dentro del área y quedó mano a mano frente a Murrieta. El disparo de la paraguaya no salió tan colocado como hubiera querido y la guardameta rechazó con los pies. El aire contenido en todo el equipo mexicano reflejó el momento de tensión que se vivió, pero de alguna forma reafirmó lo que ya se intuía, el destino estaba pintado de verde, blanco y rojo. México resistió el asedio final y amarró su boleto a la siguiente ronda, donde se medirán con las italianas el próximo domingo.
Fuente Excélsior