ESPAÑA.- La victoria de España por 5-4 ante Francia, que lleva al equipo de Luis de la Fuente a la final de la Liga de Naciones, dio probablemente en uno de los partidos más locos de la historia del fútbol, lleno de alternativas por parte de ambos equipos.
Seguramente, muchos espectadores en los primeros 20 minutos debieron pensar que todo hablaba a favor de Francia que había tenido varias grandes ocasiones, pero se había encontrado varias veces con un gigantesco Unai Simon y una vez con la escuadra ante un remate de Theo Hernández.
Pero entonces vino el gol de Nico Williams, en una gran jugada por la derecha de Lamine Yamal. Y poco después Milkel Merino marcó el segundo. En los primeros minutos del segundo tiempo el balón atravesó varias veces el área española en centros peligrosos que no encontraron rematador. Y entonces vinieron el penalti contra Lamine Yamal, convertido por él mismo, y el gran gol de Pedri que hacía pensar a cualquier que el partido ya estaba sentenciado.
Aunque Mbappe acortó distancias, de penalti, vino luego el quinto español, marcado por Lamine lo que hacía pensar que todo terminaría en una goleada para la leyenda. Parte de la historia de la noche es que Francia no se rindió, pareció no pensar siquiera en entregarse y bajar los brazos y siguió luchando y terminó estando mucho más cerca de un milagro de los que muchos hubieran podido creer.
El gran gol de Ryan Cherki, una volea impresionante, fue el primer aviso. Luego vino el desafortunado gol en propia puerta de Daniel Vivian que, no obstante, no fue producto de la casualidad, sino de la continua presión francesa. En el descuentro Randal Kolo Muani con un gol de cabeza hizo que Francia creyera en una remontada milagrosa. Pero el tiempo no alcanzaba.
La goleada histórica que parecía anunciarse, terminó convirtiéndose en una victoria apretada que, sin embargo, vale exactamente lo mismo para llegar a una final en la que espera el Portugal de Cristiano Ronaldo. Tal vez incluso vale más porque, mientras una goleada a favor entraña el peligro de la autocomplacencia, los cuatro goles en contra y lo cerca que estuvo España de sufrir una remontada le invitan a reflexionar y a afinar algunos aspectos en defensa.
En la memoria queda un partido de nueve goles, con innumerables jugadas en ambas áreas. Tras el remate a la escuadra de Theo en la primera parte en el segundo tiempo Ousmane Dembelé estrelló un disparo contra el larguero. Las explicaciones tácticas difícilmente alcanzan para explicar lo ocurrido en Stuttgart donde las dos aficiones estuvieron encendidas durante noventa minutos. También los franceses. Incluso en esa fase en la que parecía que Francia iba a sufrir una debacle.
Hubo momentos de júbilo en el fondo español cuando todo apuntaba a goleada y tras el pitido final. En el fondo francés durante la fase en el que el equipo siguió luchando y logró transmitir una fe que era difícil de justificar con argumentos racionales.
Por eso toda aproximación a este partido tiene que ver con una reflexión sobre el delirio y la locura, sobre la magia. Y es bastante posible que los planteamientos tácticos de los entrenadores hayan quedado en segundo plano. Luis de la Fuente, un día antes del partido, decía que los compromisos de la Liga de Naciones los iban a decidir detalles. Es posible que tenga razón. Pero esta noche son demasiados los detalles que habría que enumerar.
Fuente Informador