CDMX.- El boxeador mexicano Óscar Valdez ha captado la atención de las redes sociales tras ser fotografiado viajando en el Metro de la Ciudad de México, con su cinturón de campeón mundial del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) a su lado.
La imagen se ha vuelto viral, muestra al luchador profesional en un vagón, acompañado de su madre, quien lleva con orgullo la medalla que él ganó en un reciente torneo.
Este gesto ha conmovido profundamente entre los aficionados al boxeo, especialmente después de la pelea entre Canelo Álvarez y William Scull, que dejó a muchos seguidores del deporte con un sabor amargo.
La imagen de Valdez, en contraste con los lujos que a menudo rodea a los campeones, ha generado un debate sobre las diferentes realidades que enfrentan los boxeadores en México.
Mientras que Saúl Álvarez se ha consolidado como una figura mundial, acumulando fortunas que superan los 80 millones de dólares por pelea, muchos pugilistas amateurs luchan por equilibrar sus entrenamientos con trabajos que les permitan sobrevivir.
La viralización de las fotos de Valdez ha llevado a los internautas a reflexionar sobre la humildad y la cercanía que el boxeador mantiene con su gente, a pesar de su éxito.
La publicación ha abierto un espacio para que exboxeadores compartan sus experiencias, revelando las difíciles condiciones que enfrentan en el ámbito amateur.
Desde la necesidad de financiar sus propios entrenamientos hasta sacrificar comidas para costear sus preparaciones, estas historias ponen de manifiesto la lucha diaria de muchos atletas que, a pesar de su dedicación, no logran alcanzar la fama y el reconocimiento que merecen.
Óscar Valdez, con su reciente victoria y su actitud accesible, continúa siendo un símbolo del boxeo mexicano, recordando a todos que, detrás de cada cinturón, hay una historia de esfuerzo y sacrificio.
Los comentarios en redes sociales han sido variados. Muchos han elogiado la actitud de Valdez, destacando su sencillez y conexión con la comunidad. Sin embargo, también han surgido críticas sobre la falta de consentimiento para tomar las fotos, así como la necesidad de comprender la historia detrás del cinturón que el joven boxeador lleva consigo.
Fuente Excélsior